Samuel
Las palabras de Samuel me hacen pensar que muchas veces vivimos la historia como una obra de teatro en la que nos encarnamos con personajes que son precisamente esto: personajes.
Una historia que nos invita a quitarnos este personaje e interpretar, por fin, nuestro papel más auténtico: ser quiénes realmente somos.
Espero que la disfrutes.
El descubrimiento:
Una sonrisa tímida y despreocupada en camiseta. Sin pretensiones ni artificios. Irradia la naturalidad y la calidez de lo cotidiano.
Llegué a Sebastián vía Instagram por pura casualidad, escondido entre los contactos de una amiga que nunca había hablado de él.
Esas primeras sensaciones extraídas de fotos y relatos de otras personas dejaron su poso. Un sensación agradable y cercana.
El encuentro:
Pasaron las semanas y Sebastián iba y venía de puntillas a mis pensamientos. Había entendido lo que él hacía y yo no estaba del todo seguro de si realmente necesitaba la ayuda que otros testimonios explicaban. Y sin embargo, sentía que tenía que hablar con él.
Los mensajes fueron fluidos y rápidos, y conseguimos cuadrar una cita.
Desde niño sufrí de fuertes crisis alérgicas con las que aprendí a convivir con resignación.
Desde hace décadas mi espalda ha pasado por manos de traumatólogos, osteópatas, fisios, acupuntores, quiromasajistas y terapeutas de las más variadas escuelas.
¿Podría ayudarme con ambas cosas? ¿era un caso “muy imposible” por ser algo genético y la otra dolencia demasiado trivial?
Supongo que a veces nos resignamos y aceptamos como normal lo que no tiene porque serlo.
Cuando Sebastián me recibió fue todo fácil y espontáneo. Una amplia sonrisa y la bienvenida de quienes se conocen ya.
Preguntas directas y limpias. Un espacio luminoso, tranquilo y seguro donde él te guía y te ayuda a ser honesto primero con él y luego contigo, para poder empezar a trabajar.
Durante la sesión su energía fue como la de un padre afectuoso pero firme, próxima y genuina como la de un amigo cercano, humilde y de servicio como la de quien se preocupa por el prójimo; y serena y llena de luz como la de los artistas que se entregan a su don y su propósito.
La semilla:
Serenidad, reconexión con uno mismo, sensación de ligereza y sobre mi hombro… el toque de la palma de su mano invitándome a abrir los ojos.
Es curioso visualizar tanta luz o claridad teniendo los ojos cerrados… pensé.
Tras ponernos de acuerdo en nuestro propósito antes de la sesión, él ya había hecho su parte… y ahora me tocaba a mi seguir cuidando el cambio que por entonces solo sentía como el despertar de un sueño reparador.
Han pasado las semanas y sigo cuidando mi cuerpo y mis pensamientos como me prometí.
Los efectos están aquí, porque lo que tenía… ya no está.
Gracias por tu devoción al prójimo, humildad y la empatía.